RUIDOS MOLESTOS Y CONVIVENCIA

Música en los bares, gente gritando y riendo, vecinos ruidosos, tráfico, obras Convivir con ruidos molestos es difícil. Genera problemas de salud y de convivencia que al final dañan el equilibrio de una comunidadHoy analizamos este tema. 

Estrés, ansiedad y enfermedades 

Los ruidos molestos que más conflictos generan en una comunidad son los nocturnos. Resulta obvio pues, cuando el ruido es tan molesto que no permite conciliar el sueñose alteran los ritmos del sueño-vigilia y la profundidad del sueñoEsto causa insomnioirritabilidad y cansancio, de modo que el rendimientocapacidad de atención y estado de ánimo se ven afectados. 

Pero el ruido nocturno no es el único que padecemos. Según un informe del Observatorio de Salud y Medio Ambiente DKV Seguros-GAES, en colaboración con la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes), nueve millones de personas en España soportan altos niveles de ruido, superiores a 65 decibelios. Esto incrementa en un 6,6% la mortalidad por causas cardiovasculares en mayores de 65 años y un 4% por causas respiratorias, además de relentecer el desarrollo cognitivo en niños.   

Además, el estudio muestra que por cada decibelio por encima de los 65 se incrementan los ingresos hospitalarios en un 5,3%Esto se debe a que, cuando el ruido molesto es continuo, el organismo activa el sistema nerviosoaumentando la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y la vasoconstricción. 

En general, las administraciones toman medidas para mantener entornos que resulten saludables desde el punto de vista sonoro mediante la planificación urbana, la instalación de barreras sonoras y la regulación de las actividades. Pero, en muchas ocasiones, es el vecindario el que provoca los problemas.  

Vecinos ruidosos, ¿qué se puede hacer? 

Cualquier profesional de la administración de fincas se encuentra con un problema de convivencia marcado por los ruidos molestos, sabe que lo primero que debe hacer es armarse de paciencia e inmediatamente después, revisar es la Ordenanza del Municipio. Allí se fija exactamente el período diurno y el nocturno. En el nocturno se limitan las actividades, mientras que en el diurno está permitido poner la música alta, hacer una fiesta, realizar obras, mover los muebles o dejar que el bebé llore y el perro ladre… dentro de ciertos límites. Los límites, claro, establecidos por la Ordenanza. En líneas generales, los ayuntamientos el límite diurno es de 35/40 dB, que equivale a una conversación, y el nocturno es de 25/30 dB.  

Cuando el ruido ha superado los límites establecidos por la Ordenanza Municipal (se pueden comprobar con la App Decibel X), es momento de actuar:  

  • Promover el diálogoEs imprescindible plantear el problema a las personas que generan el ruido y hacerlo con calma y sinceridad. Explicar cómo el ruido afecta a los demás suele ayudar 
  • ¿Todo sigue igual? En ese caso se puede solicitar la intervención de la Policía Local para que conste este precedente y se proceda a una llamada de atención formal. 
  • La última opción: Iniciar acciones legalesEn este caso será es buena idea informar al resto del vecindario que compone la comunidad sobre la iniciativa; por cortesía, claro; pero también para que la mayoría pueda entender que el paso por el juzgado es un recurso desagradable pero imprescindible porque el bienestar (también el de la comunidad) está en juego.

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