Decía León Tolstoi que todas las familias felices se parecen, pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada. Nosotros tenemos claro que, sean felices o infelices, todas las familias españolas (¡y las de media Europa!) hemos quedado igualadas estos días de aislamiento por un mismo sentimiento: la necesidad de cuidarnos cada uno de nosotros y cuidar a nuestros seres más queridos. También han logrado sumar esfuerzos para convertir a su hogar en el territorio de la tranquilidad.
Las familias que tienen confinados a todos sus miembros y las que tienen que salir a trabajar; las que tienen niños pequeños o adolescentes, las que tienen abuelos o las personas que viven solas; las familias que han convertido el salón de su casa en un coworking o las que se aburren o las que salen a los balcones; todas las familias están descubriéndose o soportando roces o cocinando juntas, todas aprendiendo a convivir de una forma diferente. Y, de forma mayoritaria, están (estamos) asumiendo la responsabilidad colectiva de parar juntos el contagio por COVID-19.
Recuperar las buenas sensaciones del hogar
Cuando todo esto pase (que pasará) querremos salir de nuevo a visitar a nuestros padres ancianos, a pasear o a correr a los parques y a tomar el aperitivo a los bares, querremos volver al cine y al teatro. Pero, sobre todo, querremos volver a nuestro hogar al que ya no volveremos a ver como una cárcel más o menos cómoda, sino como el territorio del bienestar y la tranquilidad.
A OHMIO esta crisis nos ha estallado cuando tomábamos carrerilla y nos disponíamos a sacar a la venta la primera serie de nuestra cerradura OHMblue. El parón está siendo duro, como para toda la sociedad española, como para toda la economía que nos rodea. Pero regresaremos a la actividad con más fuerza. Y sabiendo que nuestra propuesta de una cerradura de pestillo fijo ahora adquiere un sentido diferente porque está destinada a reforzar la tranquilidad de nuestros hogares. De forma fácil y silenciosa. De la manera más eficaz.