Surgió como una alternativa que permite a algunas empresas seguir operando y garantizar que sus empleados puedan trabajar de forma segura. Hoy, se habla de que está cambiando el futuro del trabajo y los más extremos, incluso, sostienen que la era de las oficinas ha llegado a su fin. ¿Qué te parecen estas afirmaciones? El teletrabajo, ¿ha llegado para quedarse?
Sentirnos a gusto en nuestro hogar
El teletrabajo nos obliga a combinar nuestra jornada laboral con nuestra vida personal. Y nos invita a redescubrir nuestros hogares, a sentirnos a gusto y a explotar su funcionalidad tanto como sea posible. También a interactuar más con nuestros hijos, sean adolescentes o niños, a ocuparnos de los abuelos de la familia o de nuestros allegados que necesitan asistencia. Todo eso sin bajar el rendimiento y aprovechando el tiempo al máximo.
En otras palabras, el teletrabajo, además de cambiar radicalmente nuestra forma de trabajar, también impacta en la forma en la que nos relacionamos con nuestro entorno y con nuestra familia. Hemos aprendido a soportar algunos roces y a disfrutar más de las pequeñas cosas y de combinar aquello con nuestras obligaciones, de una forma muy diferente a como lo hacíamos antes.
Los espacios y las relaciones
Esto no significa que la conciliación entre la vida laboral y personal no pueda tornarse complicada. Pero, sin duda, los espacios de nuestro hogar cobran más sentido que nunca y nos ayudan a separar al individuo que trabaja, del individuo que es padre, esposo o hijo. La forma: redescubriendo cada rincón de nuestro hogar y convirtiéndolo en un espacio funcional para cada aspecto de nuestra vida, capaz de combinar las dos caras de la moneda, de manera equilibrada y saludable.
Lo cierto es que, trabajar desde casa nos permite compartir más con la familia, comer comida casera y disfrutar de un espacio en el que nos sentimos cómodos. Además, nos evita perder tiempo en desplazamientos por lo que, si sabemos aprovechar el tiempo al máximo, hasta podemos incrementar la cantidad de horas libres al día. Tiempo que podemos dedicar a disfrutar de nuestra familia y la tranquilidad de nuestro hogar.
Si nos guiamos por las cifras, los teletrabajadores parecerían estar del lado de esta modalidad. Un estudio de la agencia AxiCom revela que el 80% de ellos disfruta del teletrabajo y el 93% quiere mantenerlo pese a la vuelta a la normalidad. Unas conclusiones que, sin duda, no serían posibles sin entender nuestro hogar como una guarida, como un espacio de tranquilidad y armonía.
No sabemos si el trabajo ha llegado para quedarse, si las oficinas están en riesgo de extinción o si las empresas adoptarán un híbrido entre la modalidad remota y la presencial. Pero sí hay algo que el teletrabajo ha revindicado por completo: la importancia de las sensaciones en el hogar y el valor de sentirnos a gusto en él.