La digitalización ya es una realidad en nuestra vida cotidiana. Y sus consecuencias resultan sorprendentes. ¿Te gustaría poder abrir y cerrar la puerta de tu casa con el móvil? Esta es una de las propuestas más frecuentes que las empresas tecnológicas hacen a nuestros clientes. Como profesional, ¿te sorprende?, ¿te preocupa?, ¿o te anima a recomendar esa propuesta? Aquí te contamos todo sobre el tema: ¡Vamos allá!
Abrir y cerrar la puerta de casa, a la distancia
Cuando se instala un sistema de este tipo en la vivienda, una persona puede abrir y cerrar la puerta de casa con el móvil sin problema. Lo único que necesita es tener descargarse una App. Esto no solo le vendrá bien a más de un olvidadizo, sino que la aplicación le permitirá abrir la puerta a distancia, por lo que, si alguien espera visita y por algún motivo se estás demorando en llegar a casa, no hará falta correr: puede utilizar su App.
Practicidad multiplicada
La facilidad no es solo para el usuario principal, sino que la puede compartir con todos los que él quieras. El “te haré una copia de las llaves” se reemplaza por una autorización de acceso a la App. Ya no tendrá que pensar en si los hijos, la pareja o los familiares son prudentes o no con las llaves. Estas aplicaciones suelen incorporar también la posibilidad de crear códigos temporales para que ellos puedan abrir y cerrar la puerta de casa. Otra de las ventajas es que, al autorizar a otras personas, muchas de las aplicaciones permiten comprobar quién ha ingresado al hogar y a qué hora. Y, cuando se desea que alguien deje de tener acceso, basta con dar de baja a esa persona.
Cerrar la puerta de casa con seguridad
Aunque son un recurso relativamente joven, estos sistemas se posicionan como una opción muy segura. Principalmente, porque funcionan a través de un cifrado de extremo a extremo, con estándares comparables a los del sector de la banca electrónica.
La otra cara de la moneda
Algunos consideran que esta propuesta innovadora tiene algunas contras. Por ejemplo, muchas de estas cerraduras se alimentan a través de una batería recargable o pilas. Si bien ofrecen una mayor facilidad al momento de la instalación, la persona usuaria tiene que tener muy presente cuánta autonomía tiene la batería. Esta varía según el tipo y la frecuencia de uso, pero oscila entre tres meses y un año. En este sentido, hay que tener en cuenta que, frente a un olvido, es posible que tengas que recurrir a un cerrajero.
Sin embargo, hay otra batería a la que tienes que atender: la de tu móvil. Si se te acaba, deberás pedir acceso a un tercero habilitado o bien volver a la antigua: utilizar las llaves físicas.
Otro punto importante es que muchas cerraduras de este tipo ofrecen una menor resistencia frente a los ataques físicos. En ese caso, un ladrón podría violar el acceso de tu hogar con mayor facilidad que si tienes instalada una cerradura tradicional.
De momento, algunas de las compañías que ofrecen este tipo de soluciones aconsejan seguir teniendo a mano las llaves. Por si la tecnología falla.
¿Qué opinas? ¿Aconsejarías a tus clientes que incluyeran en su puerta esta opción?
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